El viajero del tiempo





Salto de la cama como si mi alarma mental tuviese un muelle, me visto corriendo y arraso con las frutas que hay encima de la mesa -en aquellos años no tenía ni idea de lo importante que era desayunar bien- me mojo un poco la cara y me voy con mi guitarra a cantar en la calle.

Aquel pasadizo era por algún motivo seguramente lejano uno de mis lugares favoritos para tocar, no es que fuera muy especial, olía a caballeriza y parecía que el techo -allí arriba a unos quince metros- todo acristalado y lleno de mierda de paloma hasta la casi total opacidad se podía derrumbar en cualquier momento sobre los viandantes que venían de la calle Castellón a la calle Xátiva o viceversa...

Me gustaba aquel lugar porque siempre acababa enredado en alguna aventura interesante. Me sentaba allí y cantaba, cantaba aunque realmente no tuviese ni idea de cantar, pero allí estaba yo con mi motivación, pasando por encima de que al final del día hubiese sacado una tremenda miseria económica.

He terminado de cantar "amor frances" de Patricio Rey y sus redonditos, por alguna razón nadie se ha parado a cantar conmigo. Observo a un tipo que viene tambaleándose de un lado a otro con una mochila azul y las manos dentro de una especie de chaqueta de deporte, la cabeza hacia delante -rotunda curda- se detiene a mi altura y parece esperar a que comience la siguiente canción. Lo miro abrazado a mi guitarra, me mira infinita paciencia -ya va a empezar pero porque no empieza- lo miro levanto las cejas, me mira bamboleo sutil casi cae de lado. Finalmente me dice: ¡vengo del passsssado! ¡he descubierto la maquina del tiempo! (bamboleo constante y peligroso) ¿vasss a starrr aqui? -le respondo que si, que aquí voy a estar que no me voy. Dice que me va a hacer un regalo y se agacha para abrir su mochila azul, dejo la guitarra a una distancia prudente (una guitarra es un arma nada desdeñable queridos) saca una bolsa de plástico opaca con algo dentro que parecen unas piedras, me las acerca diciéndome -esto es un regalo, para ti.- Se va diciendo en voz alta que lo espere que tiene mas cosas que enseñarme (todo esto con una extraña voz como si saliese de dentro de una botella, o de una tinaja). Abro la bolsa y dentro encuentro varios fósiles, en realidad hay tres almejas gigantes (tridacna gigas) quedo bastante sorprendido mientras lo veo alejarse, los brazos dentro de su chaqueta de deporte, el cuello hacia delante, como atisbando algo a medias entre el cielo y el suelo, grita al pasadizo que ha encontrado la maquina del tiempo.

A la mañana siguiente apareció de nuevo y me mostró unas fotos de la maquina del tiempo, en ellas aparecía una sarten con un vaso en medio desde diferentes ángulos. Quien sabe si no era una sarten, quien sabe si no era un vaso, quien sabe si no era un loco...

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