No pasarán
Puede que sea cualquier año, por ejemplo mil novecientos treinta.
Elena limpia lechugas que caen a tiras sobre el agua y es Josefina, Lucia, Mariana, Agustina en la luz de la ventana.
El año dos mil diez entra con el viento en forma de noticias que nadie ha reclamado.
Poda palabras y me dice:
-¿Cuándo cesaran los bombardeos?
Con un pincel sujetándole el pelo, el pelo de Julia, de Raimunda, de la ultima “maqui” renacida; y lleva entre los dedos un cuchillo de guerrillera anónima, un bastón de profeta…
Ella se mueve y parece que sus pies hacen girar la tierra.
La última siempre es Patricia y le da igual, traza una línea de agua en la acera frente al portal que limpia.
Una y otra vez repite con su línea “no pasarán” aunque a los perros no les suele importar que esté fregado; ellos pasan y ella se impacienta.
Línea el suelo con un trapo en un palo, “no pasarán”.
Escucha gritos a lo lejos, pequeñas luchas cotidianas, pan de maíz y niños con los ojos muy abiertos que corren y lo pisan todo.
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