El día mas duro



Hacia calor, muchísimo calor. Era uno de esos días en los que la cabeza no funciona muy bien y uno toma decisiones absurdas. Estábamos en finisterre y era temprano así que sin meditarlo demasiado decidí (porque fue una decisión impulsiva y poco consensuada) ir a Santiago de Compostela a hacer un poco de música por la calle. Había estado allí hacía algunos años y no me había ido mal, lo recordaba con mucho cariño, supongo que porque mi amplificador en aquel momento no pesaba quince kilos. Aquella vez tampoco era agosto sino que si mal no recuerdo empezaba junio, en realidad me pierdo con esto de las fechas. Por el camino tuve cierta lucidez que duró poco y en esos momentos sospechaba que estaba haciendo algo mal, pero claro, el calor era tan insoportable que no dejaba mucho tiempo para elucubraciones. 
Llegamos a santiago y aparcamos bastante lejos y bastante alto, creyendo que estábamos aparcando cerca del centro, me sorprendió francamente la ausencia de trafico...
Allá que me fui con mis pantalones negros y mi camisa de manga larga, bien metida por dentro por si acaso hacía frio. sujetando el ampli en la calle que bajaba, tirando de el como un penitente en la cuesta que subía. Ahora con un poco de distancia puedo intuir que quizá ejercí una especie de penitencia jesuita, como en la película "la misión" en la que De Niro se engancha a una piedra y se encamina selva adentro...
Llegamos al centro y en la primera fuente que pudimos metimos hasta los hombros. Me dio tiempo a tocar en algunas calles antes de comprender que había cometido un terrible error, me había equivocado de mes para viajar ¿a quien se le ocurre salir en agosto? con lo claro que lo tuve siempre. El error consistía en que las temperaturas no dejaban de subir, los termómetros ya marcaban cuarenta y dos grados a la sombra y a mi me empezaba a entrar un peligroso mareo tambaleante. Decidimos entrar a comer en un lugar que tenía aire acondicionado y quedarnos atrincherados allí las horas que hiciesen falta, en la calle literalmente no se podía estar. Nunca he pasado tanto calor, y eso que vengo del sur.
Llego el momento de salir de aquel bar, os juro que me daba miedo salir y saber que tenía que enfrentar mas cuestas tirando de aquel amplificador al que algo en mi había empezado a odiar. Pero salimos y tomamos una subida por un bosquecillo en sombras que prometía algo de frescura, subimos y subimos hasta llegar a una pequeña iglesia, buscando el lugar mas fresco donde estar. Finalmente nos sentamos tras un muro de la iglesia y descansamos, para darnos cuenta de que alrededor había algunos pájaros caídos pero vivos. En la foto se ve a este pobre pajarito que intentábamos revivir de todas las formas posibles. la "terapia de pajarito" fue todo un éxito aunque nos llevase bastante rato. Yo intentaba comprender que le había pasado si realmente no tenía ninguna herida, hasta llegar a la conclusión mas evidente: el calor era insoportable para todos.

Finalmente cuando pasaron algunas horas y la temperatura descendió pudimos bajar hasta el centro y tocar para la poquita gente que tenía el valor de salir a la calle. Al terminar el día, tras cantar un rato y alegrarnos el alma con los tuneros Santiaguinos volvimos hasta nuestra "furgo hotel" subiendo infinitamente los dos kilómetros de calle hasta donde habíamos aparcado. Creo que la próxima vez que vaya a Galicia sera en mayo.



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