El club de los zapatos de goma (capitulo dos, tercera parte)



Duermen todos juntos, Búho, Amanda e Ilia, en la casa del lago que parece un barco. Anoche pensaron que era una forma interesante de comenzar una aventura como aquella. Esta mañana ha venido Damian y se ha llevado a Flipster, que lloriqueaba mirando de vez en cuando hacia atrás. La puerta de la casa se cierra detrás de ellos, la barquita atraviesa el agua hasta la otra orilla. A la hora convenida todos están subiendo por una pasarela a lo que anoche bautizaron como "la gran lata de anchoas flotante". Suben mirándolo todo, derecha, izquierda, el puerto, los otros barcos pesqueros amarrados. La cubierta cruje a su paso, se detienen frente al capitán del "Keekorok". Una brisa mueve su camisa azul y el pelo rubio se le escapa del sombrerito que lleva. Un sombrero amarillo con un polo de limón en el centro. A los lados y cruzados de brazos, mirando risueños al curioso trío (una de los cuales lleva el pelo azul) cuatro armarios roperos con aparentemente nacionalidades distintas.

 Y... estos son los nuevos tripulantes del Keekorok... Si no recuerdo mal, ella es Ilia..— dice señalándola con la frente
Ilia mantiene una mirada entre el desafío y la curiosidad.

—Ilia, encantada — Ante el asombro de todos alrededor, va saludando a los armarios roperos que de pronto parecen transformarse en los mejores amigos del mundo, los rostros relajados cambian totalmente.

— Tenéis mucho que aprender, pero nadie nace enseñado — exclama de pronto uno de los armarios—  yo soy Greek y ellos son, Manuel, Arrakis y Lima. No llevamos demasiado en este barco pero no lo cambiariamos por nada. ¡Eh! Lima ¿cuanto hace que empezamos? ¿tres años? ¿quizá cuatro?.
— Algo falla en tu sentido del paso del tiempo, llevamos aquí al menos siete años si no recuerdo mal — Lima dice esto levantando mucho las cejas en un gesto excéntrico que desconcierta a Greek. 
—¿Pero que decís vosotros dos? Llevamos en este barco solo tres años... tenéis brea aquí dentro — Dice el que Búho ya ha identificado como Manuel debido a su acento hispano — dirigiendose un dedo a la sien. — Manuel es pelirrojo, con un rostro bastante fiero y una cicatriz que le recorre el brazo desde el hombro hasta la muñeca.
El que debe ser Manuel se adelanta y saluda de pronto a Amanda:
— Hola soy Manuel, realmente yo me ocupo de la parte importante del barco, sin mi ya nos habríamos ido a pique...
— Yo soy Amanda...—  también ella parece relajarse por momentos.

Se escucha una carcajada general y de pronto el capitán avanza entre su tripulación:

— ¡él es el cocinero! tiene razón en el fondo... ¿que sería de nosotros sin tí Manuel?
— Ya os lo he dicho, hace tiempo estaríais vendiendo "café" bamboleando quien sabe por que puertos... Sobretodo tú, mi viejo capitán de pacotilla, en el próximo te regalare un sombrero decente... como el de el Hadock, de esos con un ancla... ¿que sería de nosotros sin los arenques e?
— Bueno bueno, ya esta bien de tanta chachara.  Arrakis te hago encargado de mostrarles sus camarotes y como funcionan las redes de pesca. ¿a quien le gustaría ocuparse de la radio? eh... Bien, tu seras la encargada de la radio Amanda, ven conmigo, luego te enseñare tu camarote.
Arrakis se marcha con Buho e Ilia dejando a los demás diseminados por el barco.

Los camarotes son mas bien una especie de cuevas pequeñitas con pequeñas ventanas que sin embargo para Ilia son acogedoras.
Todos están inspeccionando sus "cuevitas" cuando la lata se empieza a mover y a despegarse poco a poco del puerto. Suben a cubierta y observan como poco a poco su mundo conocido empieza a desaparecer.

— Estamos locos — susurra Buho
— lo estamos — confirma Amanda
— por suerte — añade Ilia.











Comentarios

Entradas populares