El club de los zapatos de goma. Capitulo 2. (Primera parte)



Caminan por la ciudad, en silencio, en sus cosas, atentos sin embargo por si ven al viejo, falta Julian, que tiene siempre la idea mas acertada de donde encontrarlo. Caminan hasta que finalmente lo dan por imposible, entonces a Amanda se le ocurre una idea:
—Estamos cerca del lago, vamos allí, se esta bien y quizá se nos ocurra algo, tampoco es tan imprescindible el viejo...
—Es una decisión importante — Ilia lo dice rápida, como con un suspiro.
—Le necesitamos... pero... vamos al lago... —contesta Buho un poco aturdido
Finalmente y tras andar una media hora, se sientan en circulo en lo alto de un montículo de hierba desde donde el agua tranquila refleja el brillo de una luna casi llena:
—¿quien empieza? — dice Amanda.
—Lo primero que...
—Esperad, alguien viene allí a lo lejos— exclama Ilia sobresaltada.
Al cabo de un rato aparece el viejo y se sienta en medio, sin decir nada, dando un largo trago a su botella y con una expresión bastante satisfecha.
—Estamos aquí porque hay que conseguir dinero para comprar los billetes de avión a Kenia. Nuestro destino, si es que todos queréis participar sera primero Nairobi y de allí viajaremos a un pequeño lugar llamado Gatare, donde por lo visto hace un poco de frio ¿alguna pregunta? — Ilia mira a su alrededor con una serenidad que en realidad esta lejos de sentir.
—¿alguna pregunta? pues... francamente... muchas preguntas —En el rostro de Buho también hay una bonita mezcla, entre el terror, el espanto y el entusiasmo — ¿es allí donde esta Julian? ¿que es eso de Gatare? ¿estamos todos locos? ¿que hora es? oh... creo que me va a dar algo.
—Aguanta Buho, sobreviviremos. De momento habrá que conseguir dinero —apunta  Amanda— ¿alguna idea?.
El viejo deja la botella en el suelo y tras esto eleva su mirada y la dirige poco a poco de unos a otros, se hace el silencio alrededor para seguidamente romperse como una gran garrafa de vidrio contra el suelo en una escandalosa carcajada:
—Estáis locos... no pasa nada... esto esta muy bien. Es lo que es todos en este mundo deberían ser, locos todos, los locos no hacen daño a nadie... no os preocupéis, yo os ayudare, también tengo que conseguir dinero de vez en cuando y por supuesto que no me faltan amigos. ¿os gusta el mar? ¿y los arenques?
—¿en que estas pensando? —le dice Buho con curiosidad — creo que no se lo que es un arenque...
El viejo se mueve un poco y estira su espalda para decir en voz bien audible:
—Si no tenéis miedo al mar estaréis en Kenia en menos de quince días.



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