Mi amigo el loco (parte tres)
-La flor bajó hasta el río, soy pleno, pleno sol, muerto de amor.
Al terminar dirige su mirada al publico, para poco a poco bajarla hasta las baldosas, entonces se levanta y recorre el pasillo pasando entre la gente, abre la puerta y desaparece.
Nos quedamos allí mientras el niño de Vallecas se sube a una farola y le observan masturbandose Rey y Reina del pais de la decadencia.
Al niño de Vallecas le sigue Nacho y rueda el cielo, y así pasa la noche. Aun se puede fumar y todo el mundo fuma, casi no se puede respirar porque ademas tampoco hay ventanas y el baño se convierte en una especie de centro de supervivencia y recuperación de la cordura.
Salimos y nos tumbamos en el portal de al lado mirándonos fijamente, no hay nadie ni nada que pueda hacer que dejemos de mirarnos, una chica llega, abre la puerta y nos dice que si queremos podemos entrar, así que le agradecemos sin dejar de mirarnos y entramos.
Al llegar a casa nuestro amigo ha preparado una cena, es la una de la madrugada pero nos sentamos en la alfombra. No hay sillas, no hay mesas, no hay prácticamente muebles, fueron considerados innecesarios hace unos días. Él esta en medio de nosotros, con su pelo largo cayéndole a ambos lados de sus ojos grandes, de sus labios gruesos que sonríen a todos los fantasmas.
-Os lo dije, me marcho, todo ha sido hermoso.
Esa noche hubo una gran tormenta y dormimos en el salón con la ventana abierta, cuando despertamos él se había marchado y quedaba una nota sobre la alfombra:
-Volveré.
Comentarios
Publicar un comentario