De viajes y virajes
-Dale, vamos, Carlos sos un perezoso de mierda, tenemos mucho que ver, no estaremos acá siempre, dale, déjate de joder osezno-.
Y me despiertas poniendo los redondos a todo volumen, luego me tomas de la mano y corremos hasta la esquina para subirnos al colectivo mugriento donde los asientos son desmontables e incluso han colocado uno en la ventana y aun no se bien para que.
Me viene el olor de Munro, como si alguien hubiese dejado el gas abierto o estuviese cocinando pizza todo el día.
Me paseo por Puerto Madero tratando de ver algo porque tu vas como una loca enseñándome mil cosas a la vez.
Me fumo un cigarrillo tranquilamente en el puerto de frutos del tigre mirando el río marronaceo, queriendo meter este país en una maleta y de pronto tu risa que lo envuelve todo me devuelve lentamente a mi cama.
Ahora si, abro los ojos, respiro profundamente y pienso que tengo que preparar la mochila porque se avecina otra vez un viaje inolvidable y no se aun que voy a meter dentro, pero aun tengo que pasear a mis dos lobas que me miran desafiantes porque saben que esta lloviendo.
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