A Berta que es ya todas
Rasca del pan
lo negro, lo de siempre, el subterráneo cáncer cotidiano, rasca la
sangre del filete, quita la imagen de la vaca feliz siempre
embarazada, trigo sangre leche y tierra quemada.
Rasca la guerra
por el pan, quita el incendio de tu boca que hoy es lunes.
Quita las vías
muertas, ya no pasa el tren a Iquitos.
Quita, rasca,
elimina el carbón de la mejilla, el aseptico despacho de Chicago
donde va toda la plata que sale de la mina, plata de otros.
Quita el
diciembre y el enero de ese estante y de esa calle porque hoy el tren
no tiene maquinista y tu mano quita y da las estaciones.
Rasca el hollín
de la mejilla que desciende al centro de la tierra, que desciende
Berta Cáceres y sube armada e inmortal, y sube María sabina, sube
Maria Azarduy, sube Mercedes Sosa, suben trece abuelas y su voz se extiende, sube la
memoria y trece rosas, sube toda la tierra, los volcanes, sube la luna, sube el
sol, todos los pueblos que son ya barro y bajan con el agua que es
justicia imparable, lagrimas de todas las madres de este mundo.
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