La antigua calle caballeros
Afuera estaba la noche; y la noche tenía espadas
Capas de agua y barro, pasos sigilosos, lobos.
Estaban los palacios dentro de la muralla, y en ellos la luz del fuego, fuera la muerte a manos de la luna.
Cuando paseo y miro desde este siglo los palacios, borro con la mirada espejos, farolas, coches y gendarmes. Borro aceras, moviles, tiendas y farmacias, televisores, motos y fotografías. Afuera esta la noche, pienso, y tiene espadas; antiguos y afilados alfanjes, largos y pesados arcabuzes.
Esos escudos sobre los dinteles que hoy apenas suspiran, ayer gritaban con voz de cien soldados.
Estan todavía los faroles de entonces, a los lados de la entrada para los caballos, e incluso en algunos hay la calle vieja con su misma salida para el agua.
Entre los borrachos y los gritos, la gloria y decadencia de los Borja. La calle caballeros, los palacios cerrados, las espadas de la noche, envainadas para siempre.
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