Terminar la canción



La fuente de una plaza, el agua, el viento arrecia. Los papelitos van de mano en mano, los ojos raramente se detienen, lo único tajante son los numeros, el acné, la bolsa del pan llena de piezas de un puzzle que encontraste dentro de una enorme botella de ginebra.

En la fuente hay un poeta disfrazado de anodino, sin declamaciones, trasnoches ni sobredosis de Borio. 

El verano nunca llegá.

Ella pasa cantando, la trajeron un angel y un soldado, yo soy el astronauta que faltaba en el tango.

La miro y recuerdo a alguien diciendome que si acabas la canción se habrá marchado. La termino, empiezo otra y sigue allí, con esa expresión solemne que te lleva a construir barcos y a cruzar oceanos y a morir olvidado y sonriente en Funafuti, rodeado de un secreto clan de hombres pájaro.

Como me gusta el riesgo toco otra canción y ella se va alejando, poco a poco, paso a paso, con todos los sueños que ha ido levantando del suelo, con la voz que ha dejado levitando. 






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