Negar el hielo










Duermes en la escalera de un faro al que hoy no sabría regresar. Me regalas tus dibujos, hablando en otro idioma. Un verano lleno de manzanas y promesas de portales eternos, aguas calidas y piedras que cantan con la voz del mar.
Es cierto que no fuí cuando empezó a nevar, no me arrepiento. 

Ahora sufriría por cada estalagtita que atraviesa el tejado de un café.
Es cierto que no fuí, pero tampoco regresaste nunca, porque volver es aprender a hablar por signos y dejar de lado las posturas etereas y el yogur de fanzine. 
Te recuerdo con la bombona de gas al lado, los calcetines largos y la comida en el murete de piedra que da al jardin de un palacio olvidado.
Me llenas de hojas de hierba la cabeza, y corres con mi perro en brazos lamiendote de paso la nariz. Eso es inolvidable.
Siempre supe que detras de tu vestido blanco y tu nariz egipcia hay una puerta que jamas debo atravesar. En ella esta escrito enero y dibujado un oso devorando el cielo de Jarkov.
Es cierto que no fui, que dejé que el avión se marchase y que fueses la estrella que querías ser. 
Ahora te pienso y te escribo como un ladrón, codificando mi amor de forma indescifrable para ti, envolviendo mi añoranza en juegos de palabras.
Admito que he jugado a verte aparecer, he apostado conmigo a que al girar la esquina... 
Juegos de niños, no como volverte a ver, que sería infinitamente serio, y mejor dejarlo para un día que tal vez nunca llegue.

Comentarios

  1. Me encanta , lo que escribes . La espera de tu regalo, de hoja de piña .Un abrazo.

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