Samurai





Samurai en la torre, la vista en el vació que se extiende, un campo de lavanda movido por el viento, ella enterró cada semilla con cuidado. 
Se quita el casco; su pelo es una trenza que refleja la luz y baja por la espalda, reposando sobre la armadura. 
Me mira; el viento sopla y nos envuelve, trae el aroma de la madera apilada por sus manos. Ella ha construido esta torre y me ha invitado a entrar.
Ahora la armadura reposa sobre el suelo y hay un susurro crepitar de fuego mas allá de la alfombra. Sus manos invitan a las mias, cada músculo suyo me habla:
—Me tuve que marchar, me golpearon. Aquí el largo sendero de la nieve,  Aquí tome en mis manos la primera espada. En este dedo llevo a mi maestra. Aquí cayó mi hermano y fuí quien lo enterró...
Tras una danza extática de agua, sudar jazmín y derramar en surcos de tierra, un armadillo, un cuento para no dormir, las mil y una batallas, algun fantasma, sonríe y es entonces cuando siento que me abre las puertas de su casa.


Comentarios

Entradas populares