Andrómeda: cinco de la mañana



 





Llega desde la esquina, al otro lado del farol, agarrado a otra luz por un pulgar diminuto.


A cincelar el vértice, estirar la plática y quedar ahíto, antes incluso de un índice en el pecho.


Trae una intermitencia de latidos, caricias desde Beirut, promesa de Nilo y pan de "sancocho" en una carta sin firmar ni remitente.


Oasis en el desierto, compás cuaternario, letra bajo las arenas ¿A quién le regalaste tus dibujos? 


Arde tu ausencia, demasiado cerca y quema como el acorde del amigo muerto y su consejo, que resuenan aún por estas calles. Arde aún antes de que te marches.


Tu promesa es la clepsidra que gotea, mi fe la cuerda, la distracción: el yugo. El presente es águila y serpiente, tomar tu mano significa olvido, pero tambien es un dedal de Wendy.












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