La casa del árbol (primera parte)




Cuando tenía nueve o diez años mi hermano y yo andábamos siempre por la montaña, nos encantaba perdernos monte arriba. No, no teníamos ni móviles ni sabíamos lo que era eso. Yo llevaba un puñal que me había regalado mi abuelo, mi hermano llevaba una navaja que debía medir el largo de su antebrazo. No nos daba miedo el viento ni la lluvia, más bien eran un regalo que hacía más hermosa la aventura de andar asalvajados, levantando trincheras y asando verduras en hogueras improvisadas. Verduras robadas de los huertos vecinos que a veces nos costaban más de una persecución o unos pedradas en el culo. En aquel tiempo levantamos un refugio de madera en un algarrobo enorme. Aún me pregunto cómo fui capaz de subir las maderas yo solo hasta ahí, porque hasta que la cosa no estuvo a medias nadie quiso venir a ayudar.
Imaginaros a un chaval de diez  años, cargando monte a través con un montón de maderas, una caja de clavos y una cuerda.
Ahí arriba de una forma increíble llegamos a meter hasta un pequeño sofá encontrado en un vertedero, que era el lugar preferido de los chiquillos en aquel momento, alli podíamos encontrar de todo, desde revistas porno hasta ataudes (el cementerio estaba al lado).

En la montaña vivía un ermitaño, en una pequeñisima casita azotada por los vientos, donde cabía el y sus cosas, pero antes de saber que alguien vivía ahí también valoramos la posibilidad de que en esa casa viviesen un grupo de atracadores armados que escondían allí sus tesoros (éramos así, no nos juzgues). Lo que acabo de contar inflamaba nuestra imaginación y por eso planificamos cuidadosamente el espionaje y asalto a la pequeña casita.

Éramos tres, tras una gran roca, al acecho, uno de nosotros sería seleccionado para golpear la puerta y preguntar por Toby, el pequeño perro perdido hace unos días. No hizo falta. De pronto la puerta de abrío y por ella emergió un anciano robusto con unas gafas redondas, de piel muy morena, que se detuvo unos segundos a contemplar el pueblo a lo lejos. Contuvimos la respiración y esperamos.



Continuará...

Comentarios

Entradas populares