Siembras nada

Verso que no es tu boca. Boca cerrada. Boca la tuya que dice y no dice nada. Tu discurso moderno agrada a dictadores, que ven a los muertos dos veces muertos, a los volados dos veces volados, a los del fondo del río todavía más abajo. Inventas un panfleto, dices que es poesía, atacas al poeta de poetas con un bulo, pero no has leído nada de él y Pinochet se descojona de tu revolución. No sabes quién es Víctor Jara ni lo sabrás jamás, por eso hay una risa de esqueletos allí abajo, cada vez que recitas. Manos rotas, guitarras partidas de la historia, pero a ti no te importa la memoria, los profesores fugitivos río arriba, la lengua de las mariposas navegando a otro país. No sabes, no sabrás del león abofeteado en la otra mejilla, camino del país de la libertad. No sabes, no sabrás de la negra dando la vuelta Europa, porque no te interesa lo pasado. Solo te importa tu lucha y los esqueletos rien otra vez. La negra... Con su tambor indígena, llevando el canto, la poesía al otro lado del mar, con un poncho, si, con un poncho de esos que no llevarás jamás porque a ti la mazamorra te da igual, solo es el pan de los pobres. Cuando hables de un poeta recuerda que una espada encendida apunta directamente a tu estupidez y tú mismo la pondrás en evidencia. Los muertos no pueden defenderse, pero nosotros protegemos la cultura como siempre lo hicimos, de los dinosaurios.

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